Esto va de esclavitud. Cuando veo esos textos tan fantásticos -de fantasía, propiamente- que tienen que ver tan poco con lo que me pasa a mí, y que parecen ser una pantalla para esconder -tras una apariencia de tecnología sofisticada- los gravísimos delitos que están cometiendo, pienso que eso no me representa, ni se parece, ni describe, lo que estoy viviendo yo.
Hablando en plata: esto es tortura con fines de esclavitud. Así que, cuando oigo hablar de robo y venta de datos neuronales, me pregunto ¿Y para qué coño quieren mis datos neuronales? ¿Y cómo me los van a robar? ¿Y a quién se los van a vender? ¿Alguien puede contestar a eso? Pero antes de ponerse a la labor, recuerden, por favor, lo que decía Albert Einstein:
«…Si no puedes explicarlo de forma sencilla, es que no lo has entendido bien…»
Pero parece que no necesitan entender nada, porque al que “no entre en razón”, su razón y su narrativa, lo torturan hasta que la sangre le aclare sus sinrazones: no dejar dormir por el método del tamborilero, dañar al esqueleto, dificultades en la vida cotidiana… Eso por mencionar únicamente los últimos modelos de primavera
Yo sí tengo una explicación sencilla para esto. Porque les aseguro que lo he entendido muy bien:
Es tortura, acoso y dificultades en la vida cotidiana. Todo ello acompañado de requerimientos para hacer cosas que no se quieren hacer. Se llama esclavizar ¿Está suficientemente claro?
Pero obvian lo de la esclavitud, empeñados en hacer creer -con explicaciones cada vez más rebuscadas- que es que tenemos un Word Perfect y un Excel en la cabeza, gracias a los cuales pueden leer los pensamientos y los neurodatos. Y después, con unas pinzas extractoras, nos los roban, y los venden. Hostias…
La nueva distracción son los neuroderechos. Sí, con eso ya lo tenemos todo arreglado. Es lo mismo que pensaron del derecho a una vivienda digna todos esos que en número cada vez mayor son habitantes de la calle.
Veo a expresidiarios que rehacen su vida. Pueden tener parejas, hijos y familia. Cumplen su condena, pero después quedan libres. Los TI’s, por el contrario, tienen una condena de por vida. Es extremadamente cruel e invasivo. Y si el TI se pone “pesado” en sus protestas, puede ser ingresado en una institución, aunque no haya hecho nada ni le pase nada. No puede ser más injusto, ni más cruel, ni más delictivo.
Entregar tu tiempo, tus opiniones y tu alma, es una forma de esclavitud, la pérdida de la libertad. Que no lo disfracen de palabras rimbombantes. Se llama tortura, se llama esclavitud. Se llama Programa Targeted Individual. Y eso es lo que viven los Targeted Individual.
Estos perpetradores, además, conscientes del poder que han puesto en sus manos, aumentan sin parar su grado de corrupción, y quieren utilizar al TI para medrar. Auténticos tiranos depravados, que no son más malos porque no pueden.
Esto no va de robo de neurodatos. Las etiquetas son:
Maldad, Acoso, Tortura, Esclavitud… ¿Os suena mal? ¿Os suena duro? Pues eso es lo que estáis haciendo. Explicado de una manera muy sencillita: Se llama Crimen de Lesa Humanidad. Sencillamente… criminal.
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